La diputada Loreiro fue docente, defendió el proyecto que generó polémica en Santa Cruz, y dijo que le gustaría que la vicepresidenta del CPE "atienda a los padres"

La iniciativa presentada por la diputada oficialista Fabiola Loreiro generó un fuerte debate y rechazo en Santa Cruz: se trata del proyecto "Ley de Protección del Entorno Escolar y del Derecho a la Educación sin Interferencias" que busca restringir las protestas a menos de 200 metros de los establecimientos escolares durante el horario de clases, y que incluye la intervención de las fuerzas, el cual publicó El Diario Nuevo Día. En diálogo con Radio Nuevo Día, la legisladora argumentó que su propuesta responde a reclamos de padres y asociaciones preocupadas por el impacto que los ruidos y manifestaciones tienen sobre los niños.

"Antes veía solo el árbol, ahora veo el bosque", expresó la diputada en una extensa entrevista radial, donde relató cómo su mirada sobre la protesta social cambió desde que asumió su rol legislativo. Es que la legisladora integró los reclamos docentes años atrás en Santa Cruz. "Sigo defendiendo el sindicalismo, pero también tengo que escuchar a los padres que me dicen que sus hijos tienen derecho a la tranquilidad", explicó.

El proyecto fue cuestionado por media docena de sindicatos, incluido AMET  y ADOSAC,  quienes interpretaron la iniciativa como una criminalización del reclamo. La diputada respondió: "Nadie está prohibiendo la protesta, solo se pide respeto en determinados horarios y lugares, especialmente frente a las escuelas. No se busca callar a nadie".

Entre los argumentos de la legisladora se destacan cuestiones vinculadas a la contaminación acústica y al impacto en estudiantes con necesidades especiales. "Hoy tenemos aulas multidiversas, chicos con autismo, con TDAH, con diferentes condiciones, y hasta el niño sin diagnóstico necesita un entorno tranquilo para aprender", sostuvo. Además, remarcó que, en su experiencia como maestra, hasta un bocinazo puede alterar una clase.

Consultada sobre la oportunidad del proyecto en un contexto de crisis estructural en la infraestructura educativa, la diputada reconoció los problemas, pero defendió su decisión: "Celebro que los padres puedan reclamar, pero no necesariamente tiene que ser con bombos frente a una escuela con clases. Estamos pidiendo algo mínimo: respetar a los chicos durante sus cuatro o cinco horas de jornada".

En ese sentido, valoró el comportamiento de los padres que protestan frente al Consejo de Educación. "Yo los veo con toda la paciencia del mundo esperando. Sí me gustaría que salga la vicepresidenta del consejo, que salga alguien y los atienda, eso no te voy a negar, eso sí me gustaría", dijo. Y agregó: "Estamos de acuerdo, busquemos el punto en común, porque esto no es solo rivalizar por si genera más o menos controversia, tratemos de buscar el punto en común".

La legisladora también aclaró que el proyecto está en etapa inicial y que podría sufrir modificaciones: "Toma estado parlamentario y después hay audiencias, cambios, propuestas, o incluso puede archivarse. Esto recién empieza".

"No fue apuntando al reclamo gremial. Ni pensé en el gremio cuando hice esto", sostuvo y destacó: "No niego de donde salgo y lo que hice".

Por último, aseguró que su intención es construir consensos y que está dispuesta a escuchar críticas: "Esto no se trata de relativizar indignaciones. Se trata de poner por delante el interés superior del niño, que está por encima de todos los derechos y protegido por tratados internacionales".