Reforma laboral: qué es la ultraactividad y por qué los sindicatos no quiere que se derogue
Los sindicatos temen que el fin de la ultraactividad planteada en la reforma laboral afecte derechos adquiridos y debilite a los gremios.
El presidente Javier Milei ya firmó y envió al Congreso el proyecto de ley de reforma laboral que modifica más de 60 artículos de la Ley de Contrato de Trabajo.
Uno de los puntos más controvertidos del proyecto es el fin de la ultraactividad, esto es, el principio jurídico por el cual un convenio colectivo de trabajo sigue vigente incluso después de su vencimiento hasta que se firme y entre en vigor uno nuevo. Bajo el sistema actual, esto garantiza que derechos y condiciones de trabajo -salarios, jornadas, licencias y reglas básicas- sigan aplicándose aunque no haya un acuerdo actualizado.
La reforma propone limitar ese efecto automático. Según el último texto enviado a la cámara de Senadores para su tratamiento, la ultraactividad se mantiene sólo para las "cláusulas normativas" que fijan condiciones esenciales de trabajo, hasta que exista un nuevo convenio o una prórroga expresa. Las restantes "cláusulas obligacionales" (como aportes, prestaciones o acuerdos de aporte gremial) caducan al vencimiento del convenio, salvo que las partes acuerden expresamente su continuidad o el Ejecutivo disponga prórroga.
El Gobierno sostiene que estas modificaciones buscan impulsar la actualización periódica de convenios y modernizar las reglas de negociación. Argumentan que la vigencia indefinida de convenios vencidos desincentiva la renovación y adaptación a realidades productivas cambiantes.
Sin embargo, la norma va más allá. Sucede que también se priorizan los acuerdos por empresa sobre convenios de actividad, un cambio que reconfigura claramente la jerarquía negociadora y deja a los acuerdos colectivos en un segundo plano.
El proyecto también incorpora al ítem remuneraciones, los componentes salariales variables (llamados salarios dinámicos) que no generan ultraactividad.
Rechazo unánime de sindicatos
Todos los analistas acuerdan, aunque no necesariamente en público, que la reforma apunta a quitarle poder a los sindicatos y a descentralizar la negociación.
El rechazo de los sindicatos es unánime a la reforma laboral en su conjunto y en particular al fin de la ultraactividad, lo que significa un golpe directo a la capacidad de negociación de los sindicatos. La CGT advirtió que el proyecto representa un intento de debilitar la negociación colectiva tradicional y afectar derechos adquiridos.
La reforma puede fragmentar la cobertura de derechos laborales, especialmente si las reglas de vigencia de los convenios pierden fuerza legal ante vencimientos sin acuerdos nuevos.
El documento, "A propósito de la Reforma Laboral", elaborado por el Observatorio del Derecho Social (ODS) en el Instituto de Estudios y Formación (IEF) de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), destaca, a propósito de la derogación de la ultraactividad que "implica poner a los sindicatos entre la espada y la pared" porque "en un contexto de fortaleza de los trabajadores y trabajadoras (pleno empleo, economía creciendo) esto no sería un problema tan grave. Pero con una actividad estancada como tendencia general de la década o un mercado laboral anémico, esto es un problema serio".
El documento remarca que decir que los convenios colectivos "responden a otra etapa del mundo del trabajo" y que "están estancados en 1975"" es falso porque, "muchos convenios vienen de esa época pero tuvieron muchísimas modificaciones en estas décadas", como el CCT de comercio y de bancarios.
También rechazan la idea de que "es necesario actualizar los CCT para mejorar las condiciones laborales de los millones de trabajadores informales". Señalan al respecto que "menos derechos para un trabajador petrolero de Chubut no van a mejorar la situación de millones de trabajadoras de casas particulares o del agro".

