Volarán de Ushuaia hacia Alaska para medir el cambio climático

Se trata de Juan Martín Escobar y Guillermo Casamayú, de Rada Tilly, construyeron un avión experimental con el que realizarán una expedición sin precedentes en Argentina

El proyecto Patagonia Alaska, fundado por los radatilenses “Tinti” Escobar y Guillermo Casamayú, fue declarado de interés municipal en la villa balnearia. La historia de este ambicioso proyecto comenzó en 2014, cuando despertó en ambos la fascinación de volar. Por entonces Escobar finalizaba el curso de instructor de vuelo en el Aeroclub de Comodoro Rivadavia y motivó a su amigo Casamayú a que inicie el curso de piloto. Durante el curso, fue invitado a un importante festival de pilotos en Estados Unidos, donde conoció un nuevo tipo de aeronave capaz de ensamblarse con kits, planos e instrucciones.



El desafío fue comprar las partes y armarlo. “Descubrimos que no es necesario ser ingeniero para armar un avión, eso es lo lindo de la aviación experimental”, dice Escobar. Se trata de un avión dos plazas de aluminio, caracterizado por su buena performance en velocidad, consumo y autonomía de vuelo, ágil, acrobático y eficiente, capaz de aterrizar en pistas cortas. “Se adapta perfectamente a la Patagonia, donde las distancias son largas. Vuela a 320 km/h y consume 30 litros por hora. Eso son 10 kilómetros por litro, más eficiente que una camioneta”.



Se propusieron finalizarlo en 2 años, pero demoraron 7. “Disfrutamos el proceso, aprendimos de aerodinámica, instrumentos, mecánica, estructuras, fibra de vidrio y materiales compuestos. Nos guiamos leyendo foros internacionales. Así supimos que unos franceses habían dado la vuelta al mundo en este tipo de avión y que un español había medido el cambio climático en los polos”.



La idea creció y decidieron darle un propósito científico a su proyecto. “Nos propusimos ir hasta Alaska y pensamos darle al avión un uso que le sirva a todos. Lo denominamos ‘Alas para la ciencia’. Lleva un equipo tecnológico de última generación llamado aethalometro, que mide los indicadores del cambio ambiental y la calidad del aire en términos de enfermedades cardiorrespiratorias”.



"Un laboratorio volador"



La expedición comenzará los primeros días de abril. Escobar asegura que los sensores del avión captan las pequeñas partículas suspendidas en la atmósfera y los gases causantes del efecto invernadero que generan el cambio climático. “Nosotros pensamos ¿aquién le interesa esta información? Para darle seriedad nos contactamos con la comunidad científica argentina, con el Servicio Meteorológico Nacional y con la Universidad de Comodoro. Nuestro avión es un laboratorio volador con el que podemos estudiar los efectos de CO2, el gas más influyente en las enfermedades respiratorias”.



Argentina cuenta con solo dos equipos de estas características. “Uno de ellos está en Ushuaia”, dice Escobar, “ellos midieron la concentración de carbono antes y después de la pandemia. Descubrieron que las partículas antropológicas disminuyeron durante la cuarentena, cuando la gente dejó de transportarse. El carbono negro hace que el efecto del sol actúe a mayor velocidad y afecta la salud”.



Serán 150 horas de vuelo en 60 días. La primera etapa de la expedición comenzará en Ushuaia. “Vamos a sobrevolar toda la Patagonia: la Isla de los Estados, el glaciar Perito Moreno, la línea cordillerana y las Islas Malvinas. Nos interesa sobrevolar la zona de incendios forestales en Corrientes para estudiar la quema de biomasa y sus efectos en el aire”. La segunda etapa los tendrá rumbo al Amazonas, Caribe, las Antillas, Punta Cana, Bahamas, la Península de Florida y la costa oeste de Estados Unidos, pasando sobre el Gran Cañón y San Francisco hasta ingresar a Canadá y finalmente Alaska. Su destino final será el Festival de Oshkosh, en julio, donde se reunirán 12 mil aviones y pilotos de todo el mundo.



Actualmente Juan Martín Escobar es piloto de la línea aérea YetSmart. Acumula más de 8.500 horas de vuelo y pilotó para la compañía LAN Chile y LAN Argentina.“Para atacar un problema hay que medirlo”, dice Escobar. “Las mediciones van a ser en tiempo real, podremos detectar las concentraciones de gases y su origen antropológico o natural. No hay antecedentes de algo así, con estas rutas y estas altitudes. Será el primer avión experimental que realiza una expedición. Queremos que el avión inspire a otros y vean que con un avión hecho en casa se pueden hacer cosas muy importantes y generar conciencia”.



 



Por Martín Tacón / Redacción Jornada


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