Historias de Patagonia: Casinos eran los de antes
*Mario Novack
Mario Marazzi es un periodista de extensa trayectoria, con vínculos en Río Gallegos a partir de lazos familiares y con un pasado en el desaparecido Diario “El País” y un paso en LU14 Radio Provincia de Santa Cruz. Ha escrito maravillosas crónicas que refieren a la fundación de la provincia y su incipiente gobierno, en referencia a Mario Cástulo Paradelo. Esta primera entrega nos regala un relato que pinta de cuerpo entero a una sociedad como la galleguense de los años sesenta…Cuenta Mario Marazzi…
Durante 1961 funcionó un CASINO en Casa España.
Lo explotaban una quincena de “profesionales” eyectados
por corruptos de casinos de otras provincias.
… pase inglés y timba
… baccarat y quiniela ….”
Un correntino que hacía limpieza y servía café en
Radio Provincia de Santa Cruz, fue el que me avivó.
–Decime pibe … ¿no te gusta la rula?
-¿La ruleta?… más que el café con leche, con medialunas
de Atalaya
- Fenómeno …. Mañana viernes, cuando salimos de
- aquí nos damos una vuelta.
- - ¿Queda lejos?
- Lejísimo … ¡aquí enfrente! Casa España, primer piso,
- Roca y- San Martín …
GENESIS
La ostentosa O.A. J.R. (Organización Argentina de Juegos Recreativos”) era un ramillete de malandras encabezados por un tal Pedro Suardíaz. Todos ellos eran ex croupiers de casinos tales como Mendoza, Miramar y Bariloche y, a raíz de diferentes ilícitos perfectamente comprobados, habían sido expulsados de esos santuarios. Aburridos, ahora ofrecían sus servicios en pequeñas ciudades donde no se conociese su historial… y se preguntase poco.
En Gallegos habían conseguido permiso para instalarse por diez meses. Nunca quedó claro quien había puesto el gancho. Por parte del gobierno, claro.
FUNCIONAMIENTO
Abría a las 8 de la noche solo jueves, viernes, sábados y domingos. Cerraba a las 02.00 aunque los sábados la masacre seguía hasta la 04.00. La sala no era demasiado amplia pero tenía el alma y color de lo inolvidable: columnas de grupo, pisos de pinotea, cortinados de telones teatrales. Y, fundamental para Río Gallegos, muy bien calefaccionado. Dos mesas de Ruleta, una de Punto y Banca y otra de Black Jack integraban esta sala de torturas lúdicas. El público de Punto y Banca llegaba casi una hora antes para poder sentarse y gozar hasta el paroxismo cuando era su turno de repartir el sabot. Una media docena de tipos de pantalón negro, polera borravino y cabello muy corto parecían controlar todo.
El correntino perdió la primera noche que fuimos, jugando Black Jack. Por mi parte gané en la Ruleta siendo fiel a mi terquedad con la segunda docena. Estaba contento: escribía en El País, hacía radio redactando y leyendo ocho noticieros por día, y ganaba en la rula.. ¿Qué más podía pedir?
DE CLIENTE A CROUPIER
Uno de los integrantes de “Seguridad”, con un gesto inusual en él me toca el hombro y pregunta en voz baja“¿Usted es Mario?” y me lleva a la oficina de quien pasaba a ser una suerte de “capi de tutti le capi”. Pedro Suardíaz. Lo recuerdo hoy, cuando han pasado 60 años, como un pesado que debía imponer respeto, conservar la voz de mando y creo que lo lograba. Cuando nos sentamos a charlar en breves 7 o quizá 8 minutos escuché: “Te ofrezco 1.000 pesos por noche, dos copas sin cargo, un atado de tus cigarrillos, y una parte de la Caja de Empleados; de esto último te arreglás con tus compañeros” … hizo unsilencio cortito … “¿Tenés pilcha negra, camisa blanca, corbata y timbos negros?” … casi avergonzado respondí “solo camisa blanca”. Pero llegó la palabra que cerró la charla: “No te preocupes, te pago todo y me lo devolvés en dos o tres semanas … empezás el jueves.
TRAJE Y CORBATA NEGROS
Dicen que estar “del otro lado del mostrador” es un eficaz remedio para DEJAR “EL VICIO”. Sin el propósito de entrar a polemizar sobre el tema, me permito expresar que el ser humano es un animal “lúdico”. O sea que NECESITA apostar. Y lo hace aunque NO haya concurrido jamás a un hipódromo o a un casino. Pienso que –a lo largo de la vida- apostamos a una u otra actividad. Apostando elegimos nuestros amigos, incluso nuestras parejas. ¿Cuántos sociólogos hubiesen preferido dedicarse a las artes plásticas? Y de esta manera hay muchos ejemplos de haber “apostado” erróneamente. En mi caso confieso que me resultó muy atractivo trabajar en el Casino de Río Gallegos pero la experiencia me ayudó a entender que el juego NO sería mi actividad central sino uno de los “misterios” muy atractivo por cuanto son casi imposibles de dilucidar. ¿O alguien de los que lea estos recuerdos puede asegurar que tirando diez veces una moneda al aire caerá siete veces “cara” y en las otras tres “seca”. Misterios que hasta hoy el hombre no ha logrado explicar.
EL DIPUTADO ALCOHOLIZADO
Las noches de Casa España fueron un éxito muy comentado. Por aquellos años, el rigor del frío condicionaba la vida social. Muchos habitantes se refugiaban en mesas clandestinas de juego (en una de ellas fui testigo accidental de la pérdida de un avión Cessna). El casino del “Don Suardíaz” estaba completo de bote a bote. Y curiosamente pululaban algunos funcionarios provinciales, a quienes se les debía impedir la entrada, simplemente por razones de ética profesional, los encontraba a diario en la Casa España. Uno de estos personajes era un Diputado Provincial quien además del “bichito jugador” había sido picado por el otro bicho … el del alcohol. Una noche estaba este personaje haciendo papelones, gritando y amenazando a otros jugadores. Nos conocíamos –sin ser amigos- y así fue como le pedí –junto a personal de seguridad- que se retire a su domicilio. Ya había convenido con un guardia llevarlo hasta su casa.. Antes de retirarse me entregó 3 fichas de $ 100.- cada una y me dijo … “jugalas como mejor te suene … mañana me contás en la Cámara”. Coloqué los $ 300 en la primera columna, sale colorado el 7. Le agrego 600 pesos a la apuesta del que ya no estaba y dejo los $ 900.- en la primera columna. Sublime ¡negro 28! Me obliga a pagar $ 1.800.- a la apuesta del legislador curdela. La casilla ya tenía $ 2.700.- Como el máximo a “chance doble” era de $ 1.500.- retiro $ 1,200.- al grito de … ¡Caja de Empleados … Gracias! Y el remate glorioso fue que la casquivana bolita blanca, con $ 1.500.- en la primera columna decide depositarse en ¡¡NEGRO EL 22!! Con lo cual la apuesta se elevó a $ 4.500.- Sin oposición alguna arrastro la pila de fichas con el rastrillo y ese fin de semana la “Caja de empleados” fue una Fiesta Inolvidable con atractivos 6.000 pesos a repartir entre la cofradía de erráticos aventureros.
FIERROS Y FALSIFICACIONES
Los croupiers trabajábamos 45 minutos por hora y el descanso era de 15 minutos. Teníamos una salita para descansar y tomar una bebida. Pedía mi “Ginebra con Hielo y Soda” y charlaba con un colega de Punto y Banca que me cuenta de una serie de 7 bancas consecutivas y que ayudó para que una señora se lleve casi medio millón de pesos. Vuelvo a mi mesa, dejo el vaso con ginebra a un costado y reinicio mi sacerdocio. Por una simple distracción con la vara del rastrillo golpeo el vaso de ginebra, que vuelca parte del contenido en una pequeña caja de madera donde teníamos las fichas grandes ($ 1.000 Y $ 5.000). Con una servilleta pretendo secarlas pero las fichas comienzan a desteñir y la servilleta queda manchada de tinta negra. Sospeché que algo anormal sucedía, crucé el rastrillo sobre la mesa … “Pido disculpas, hay una simple emergencia, retiren sus apuestas, en breves minutos reabrimos la mesa”. Casi de un salto llego hasta la gerencia … entro sin golpear y casi grito … “¡Don Suardíaz cierre la salida … creo que hay fichas falsas!”.
Con un revólver en su mano derecha el ”capi de tutti le capi” se abalanza sobre la puerta de su oficina al grito de ¡¡CIERREN LA
SALIDA … EMERGENCIA … CIERREN LA SALIDA”.
Demasiado tarde. Media hora antes dos hombres (algunos aseguran que era suboficiales de las base NAVAL y del EJERCITO) habían cobrado, cada uno de ellos, fichas grandes por un cifras de aproximadamente $ 250.000 cada uno. Pero lo más grave era que lo venían haciendo desde hacia varios días. Y así fue como el Casino de Casa España perdió casi 2 millones de pesos. Ese domingo, cuando nos pagó, Don Suardíaz nos retuvo pocos minutos. Y dijo casi en tono religioso … “De lo pasado anteayer … ¡YA NOS OLVIDAMOS! … repito … ¡YA NOS OLVIDAMOS!” Respiró hondo, nos recorrió a todos y cada uno y cerró … “EL CALAVERA NO CHILLA”. Las traiciones, que en este ambiente se conocen como “mejicaneadas” son moneda corriente.
LIQUIDACION FINAL
El Casino de Casa España terminó su contrato a fines de Noviembre de 1961. Desde Setiembre ya lo sabíamos y expresábamos nuestra tristeza de diferente manera. Y a los muchos que querían acompañar a este pintoresco grupo de caballeros de negro, Suardíaz les explicaba que era imposible. Una de las patas de este negocio era trabajar con gente local (bancarios, gerentes, administrativos, etc) que ya tuviesen vivienda y familia en el lugar. Por lo tanto irían solo, los tres socios: Suardíaz y su rostro cortado a cuchillla; Leopoldo algo de facha y manos enormes (como Edmundo Rivero), y José Luis, bastante parecido a un ser humano era el que atendía todo lo administrativo.
El último día lo recuerdo como una fecha algo luctuosa, que me lleva a evocar con tristeza el final irremediable. Aunque por lo sucedido tendría que ser bien diferente. A las dos de la madrugada –ya cerrada la sala de juego- Don Suardíaz comenzó a llamarnos a su despacho. Ese fin de semana, incluyendo la parte proporcional de
la Caja de Empleados, nos correspondía algo así como $ 5.700.- a cada uno.($ 4.000 + 1.700)
“Querido Pibe … estoy orgulloso de vos, te agradezco muchísimo todo y si por esas vueltas de la vida nos encontramos quiero que sepas que las puertas están abiertas” Allí me entrega un sobre de papel madera, bastante robusto. Hice lo que nunca había hecho … revisé el contenido del sobre y me encuentro con $ 25.000.- “Alguna vez tenías que equivocarte … me estás pagando de más … bastante grosero el error”. Se sonrió y cerró este relato … No me equivoqué un carajo … es mi premio al UNICO que jamás me afanó una moneda. Por eso te premio y agradezco.
Mario Marazzi – dic. 2020´- 60 años después