Historias de Patagonia: El crimen de Canicoba
José María Canicoba araña el picaporte de la puerta de salida del Hotel Internacional. Un estampido seco lo paraliza. Segundos después se desploma sin vida. Es un 23 de abril de 1921 en Río Gallegos, donde se comienzan a vivir tiempos violentos.
*Mario Novack
Este episodio es uno más en la saga de sucesos que sacuden a la pequeña capital del territorio. El conserje del hotel observa incrédulo la acción. El silencio reinante solo se interrumpe con el sonido del péndulo del reloj de pared ubicado en la recepción del edificio.
El revólver que tiene en su mano derecha Francisco Follini aún humea después del disparo fatal. Instintivamente salta de su silla, esquiva el cuerpo de Canicoba y huye por la Avenida Roca, con la certeza de no ser detenido. Pero para su desgracia eso no sucede.
“El Doctor Viñas ya lo va a atender, dice el secretario del Juzgado Federal de Río Gallegos en medio de un incesante ir y venir de personas. “Son gente de la Sociedad Obrera, al parecer los patrones no cumplieron con el laudo y empezaron las tensiones, acota el funcionario.
El joven mira con la curiosidad propia de alguien que está descubriendo los actores sociales de la sociedad local. Tan concentrado está que no advierte la presencia del juez.
“Subteniente Dentone…que tenemos acá..?” pregunta serio el magistrado. El militar se cuadra y saluda. “señor juez, hubo un homicidio en el Hotel Internacional, al parecer por cuestiones del momento”, responde el uniformado.
“Lo que faltaba para terminar de complicar la situación” dice Viñas. “lo detuvieron al homicida supongo”. El subteniente Julio Dentone asiente con la cabeza y pasa a desarrollar la crónica de los acontecimientos hasta que es interrumpido por el magistrado.
“Vamos a empezar con el sumario, métale con los datos y testigos. Este tipo de hechos es de fácil resolución, dice,al tiempo que acota en tono premonitorio “no se espante amigo, que no será la primera ni la última vez que vea alguien caído en un charco de sangre. Ya me estoy imaginando como fueron los hechos”, sostiene Ismael Viñas, saludando al militar antes de abandonar el despacho.
El subteniente Dentone cierra los ojos y se le viene a la mente el relato del hotelero Juan Wohlers y los otros parroquianos. “Mire el hecho fue a las 21.30, lo recuerdo porque estaba mirando el reloj esperando la llegada del otro conserje que al parecer se había demorado. Su horario de ingreso era a las 21 horas.”
Como se terminó en esto ? pregunta el subteniente. “ jugaban al tutti….ese juego de cartas que los españoles llaman tute y acá lo llamamos tute cabrero. Habían empezado, como a las 19 horas, dice el hotelero.
“Alcohol, gente de mala bebida vuelve a preguntar Dentone. “Lo normal vió ? …si están adobados por el alcohol yo los fleto del local. Ahora hay más que se acerca con esto de la huelga del Frigorífico”, continua relatando Wohlers. “Primero habían empezado jugando Francisco Follini , Guillermo Cárcamo , Sixto Cárcamo y Santiago Flamini.”
“Era normal la juntada siempre, además acá no tenemos muchos entretenimientos, salvo ir a los prostíbulos, pero los muchachos ya andaban cortos de plata, así que metieron el primer partido al “tute cabrero”, dice el hotelero.
“Y después como siguió todo” consulta Dentone. “Después que terminaron el partido, comenzaron otro , en cuyo ínterin se incorporó a la rueda de jugadores Fermín Julio Molina , a invitación de aquéllos.”
Antes que siga, interrumpe el subteniente Dentone. Como se juega al tute, solo para saber”. El hotelero lo mira sorprendido y le responde, puede ser que esa haya sido la causa de la bronca.”
“Vea el mecanismo es más o menos así… El tute es un juego de bazas. Se juega con un mazo de cuarenta cartas españolas. Pueden participar entre tres y seis jugadores. En cada mano pierde al menos un jugador. Cuando un jugador ha perdido en cuatro manos se retira del partido. El partido termina cuando quedan menos de tres jugadores (ya no se puede seguir jugando.
El partido se organiza en manos. Las manos se dividen en bazas. En cada mano se reparten todas las cartas, se juegan tantas bazas como cartas se hayan repartido por jugador, se cuentan los puntos levantados y se determina quiénes pierden la mano. Una baza es el conjunto de los naipes que un jugador recoge cuando gana en esa jugada. Entendió ?“ consulta Wohlers. “Sí..sí…era solo para entender estos juegos que terminan en desgracias, responde el subteniente.
Al poco rato llegaron al mismo hotel José María Canicoba y Orlando Oyarzum Garcés quienes se interesaron de participar del juego y finalmente lo hicieron”. Pero le juro que era todo muy normal, siempre que se juega hay peleas, pero jamás pasó de una discusión”.
Canicoba entró comentando la cuestión de la huelga de los obreros de la Swift, mencionaba que el tema había sido tratado por la Comisión Directiva de la Sociedad Rural y si bien los trabajadores volvieron a sus tareas hubo paralización de cinco días y la promesa de un bono como “agradecimiento” por los obreros que habían llegado de Buenos Aires. El acta de la entidad ganadera decía” se resuelve por unanimidad extender el siguiente documento que quedará depositado en la Jefatura de Policía, que dice:
"Por el presente documento nos comprometemos entregar una vez terminada la faena del Frigorífico local, la cantidad de $ 10.000.00 (diez mil) pesos moneda legal como obsequio para los obreros del Frigorífico, contratados por éste en Buenos Aires,- Esta suma será entregada a una comisión nombrada por ellos. Queda entendido que en el caso de no terminar la faena a satisfacción del Frigorífico, quedamos desligados de esta obligación - Río Gallegos, Abril catorce de mil novecientos veinte y uno - firmado - Ibón Noya, Presidente Sociedad Rural de Río Gallegos - Miguel Segovia"
“Los ganaderos hablan de actos de bandolerismo y eso enrarece la situación. Pero bueno, en este caso, no hay nada que justifique el crimen, dijo casi terminando su declaración el hotelero Juan Wohlers
“Por eso estamos acá dice el militar y tal como viene todo, parece que terminará muy mal”, pero sigamos con el crimen de don Canicoba”. “El tipo salió corriendo de su hotel y el testigo Ernesto Pastor Merlo declara que lo vió - a Follini - por la calle Roca huyendo precipitadamente y empuñando en la mano derecha un revólver , con el que lo mató..
“Lo detuvimos en la casa de Rodolfo Suarez, lugar donde estaba parando”
Ya están todas las declaraciones y se supone que no hay dudas de la culpabilidad, por más que siempre viven apelando”, dijo el militar a quien ya acompañaba el secretario del Juzgado Federal, recientemente arribado para culminar con las declaraciones testimoniales.
Finalmente el 25 de octubre de 1922 se conoció el fallo del juez Ismael Viñas condenando a Francisco Follini, argentino de 43 años, jornalero, sin apodo conocido quien fue penado a 17 años de prisión por la muerte de José María Canicoba en el Hotel Internacional de Río Gallegos el 23 de abril de 1921.
Este fallo, apelado ante la Cámara Federal, con asiento en La Plata fue confirmado el 11 de diciembre de 1922 en su concepto, pero operó una reducción en la cantidad de años, ya que lo fijó en 13 años.
Igual criterio aplicó la Suprema Corte de Justicia de la Nación confirmando el fallo de la Cámara Federal platense y ratificó la condena a Francisco Follini en trece años de reclusión, un 08 de agosto de 1933.
En ese convulsionado tiempo de las huelgas rurales, volvieron a encontrarse el subteniente Julio Dentone y el juez Viñas, cuando éste acompañaba a un familiar al puerto de Río Gallegos para su retorno a Buenos Aires.
El militar, casi en secreto le confesó que venía de la zona de Lago Argentino. “Tenía usted razón señor juez, ví mucha más sangre con los peones de campo”. Viñas lo miró y confirmó para sus adentros las versiones de fusilamientos masivos del Regimiento 10 de Caballería. Pero esa es otra historia.